Ayer se cumplió una semana del fin de nuestra pesadilla, Marc, Jordi y yo ya estamos en casa, pero el sufrimiento de miles de personas continúa. Nosotros que tenemos la oportunidad de explicar nuestra historia lo queremos hacer para contribuir a la reflexión sobre lo que ha pasado. Queremos dejar nuestro testimonio por los miles de personas que ya no lo podrán hacer nunca y por los miles de personas que tardarán mucho tiempo en estar en condiciones de poder explicar su historia pero que necesitan ayuda inmediata.
No podemos olvidar a las personas con las que compartimos los peores momentos de angustia atrapados en el Centro de Convenciones de New Orleans a la espera de un rescate que tanto tardó en llegar. Nosotros sabíamos que todo acabaría al salir y éramos conscientes de ser afortunados… ellos estaban en una situación mucho más dramática, habían perdido la casa y no sabían si sus parientes y amigos habían logrado sobrevivir.
Ahora nosotros ya estamos en casa pero mucha gente continúa en centros de refugiados dónde deberán vivir al menos varías semanas.
Durante estos días han contactado con nosotros muchos medios de comunicación. No los hemos podido atender todos. Es otro de los motivos por los que Jordi y yo hemos escrito estas líneas, agradeciendo la atención que los medios nos han ofrecido y que han permitido la denuncia de todo aquello que no se ha hecho bien en esta crisis humanitaria sin precedentes en Estados Unidos.
Pedimos a estos medios y a la opinión pública que continúen pendientes de las condiciones de vida y de la historia de todas estas personas.
Día 27/08/2005. Llegada A Nueva Orleans: Al fin dejamos atrás al Katrina… en Miami
Llegamos a Nueva Orleans contentos por haber dejado por fin el Katrina atrás en Miami. Según las noticias, el huracán había aumentado de intensidad en el mar y no se descartaba que pasara por Lousiana, sin embargo se calculaba que llegaría tras irnos de la ciudad.
Al salir del aeropuerto de Nueva Orleans nos sorprende que muchos coches salgan de la ciudad, sin embargo no sabemos la razón.
Este primer día nos alojamos en el Bed&Breakfast y paseamos un poco por el French Quarter, las tiendas se estaban preparando para el huracán, tenían protecciones de madera en los escaparates … cenamos en un restaurante en el centro histórico atestado de gente. Por la noche recibimos noticias de que el Katrina llegaría antes de lo previsto. Decían que el 28 ya empezaría la tormenta y que el momento álgido sería el día 29 desde la una de la madrugada a la una del mediodía. De buena mañana nos ponemos en alerta y llamamos a la compañía aérea para cambiar el vuelo. Tras largas discusiones por que nos decían que nuestro vuelo todavía no estaba cancelado y no podían hacer cambios -incluso nos preguntaron con sorna si teníamos una bola de cristal para saber que vendría un huracán- conseguimos que nos dieran plazas para el vuelo del día 28 a las 17h. Dormimos tranquilos pensando que al día siguiente saldríamos de Nueva Orleans muchas horas antes de que lleguara el huracán.
Día 28/08/2005. Día intenso: el “tenemos que salir de aquí cómo sea” se transforma en : “debemos conseguir provisiones mínimas”
El día 28 nos levantamos temprano para hacer las maletas e ir al aeropuerto pero cuando llamamos a información nos dicen que se ha cancelado nuestro vuelo y que no hay ningún otro avión para salir de Nueva Orleans antes del huracán. Nos dan plaza en un vuelo para el día siguiente.
En este momento empieza nuestra angustia y lucha por salir de la ciudad. Hacemos todo tipo de gestiones para intentar salir: buscar un vuelo o alquilar un coche, todo está cerrado …
Intentamos telefonear al Consulado y a la embajada española. Era domingo y no encontrábamos a nadie pero conseguimos contactar con el Ministerio de Exteriores que empezó a hacer gestiones. Nos aconsejan que si no podíamos marchar nos alojáramos en un hotel grande. Se consideraba que un edificio grande podría aguantar el huracán y allí nos proporcionarían un mínimo de comida. Intentamos también ir al consulado pero las comunicaciones eran difíciles.
La responsable de B&B nos echaba a la calle. Dijo que había un huracán y que teníamos que irnos de allí. Le explicamos que intentaríamos encontrar un coche o hotel grande en el centro…
Y eso intentamos. Nos dirigimos hacia el centro dónde prácticamente estaba todo cerrado. Conseguimos desayunar después de hacer una larga cola en la única cafetería que quedaba abierta. Visitamos diferentes hoteles pero no hay ninguno que acepte el alojamiento de más personas. En un de los grandes hoteles lo dicen claramente: no aceptan a las personas sin reserva previa por que no quieren tener responsabilidad civil.
Nos parecía increíble, se aproximaba un huracán de nivel 5, decían en la televisión que reventaría ventanas y puertas… ¿y no aceptaban alojarnos en un gran hotel de hormigón dónde estaríamos más seguros?
Finalmente a las 14.00h nos resignamos a quedarnos en el B&B y allí regresamos. Vemos como las horas pasan, no conseguíamos alojamiento en un hotel y tampoco tenemos nada para comer. Cogemos el único taxi que queda en la puerta de un gran hotel y le pedimos parar de camino para comprar algo de comida, sin embargo no queda nada abierto… ni las tiendas, ni las gasolineras.
En el B&B nos encontramos con la responsable que después de una larga conversación permite que nos quedemos consciente de que no tenemos otro lugar donde ir. Convencerla no fue fácil e incluso hizo falta ir a buscar el recibo para demostrar que nos habían cobrado por adelantado dos días y teníamos derecho a dormir allí aquella noche. Nos dió las llaves de la casa de al lado para poder dormir en una habitación del piso de arriba. Allí estaríamos más protegidos de la posible inundación y a la vez quedábamos más protegidos del viento dado que la habitación estaba en la parte de atrás del edificio.
Como comida nos dejó dos paquetes de panecillos -que no llegaban a ser pan-, un puñado de uvas y un bidón de 4 galones (19 l) de agua. No nos podíamos creer que nos hubiera dejado aquella cantidad miserable de comida para 3 personas durante más de un día pero teníamos que seguir sonriendo y mostrar agradecimiento… al fin y al cabo no nos había dejado en la calle!!!
Dado que todavía era de día teníamos poca comida y mucha hambre, salimos en busca de alguna tienda.
Por suerte nos encontramos con una pareja de universitarios que pasaban por allí en coche. Al vernos en aquellas calles ya desérticas, nos preguntaron que hacíamos y nos acompañaron a una gasolinera abierta. Pudimos comprar provisiones para 24 horas que eran las que más o menos calculamos necesitábamos cubrir hasta la salida del avión. No quedaba demasiado por escoger pero compramos un paquete de cereales, un litro de leche, un par de latas de sardinas, una lata pequeña de salchichas, una lata de lo que pensábamos era carne y resultó ser salsa picante para carne, mantequilla de cacahuete, una bolsa pequeña de patatas, una linterna y tres velas …
Éstas son las provisiones escasas que en ese momento eran para pasar de 24 a 36 horas 3 personas.
En la larga caminata hasta el “Bed&Breakfast” prácticamente no nos cruzamos con nadie; estábamos preocupados. Al llegar, eran las 16h, racionamos la poca comida que teníamos y nos preparamos para pasar la noche en la que tenía que venir el huracán Katrina… tapar las ventanas -que no tenían persiana- con toallas, preparar las cortinas para mirar de minimizar el efecto en el caso de que los vidrios se rompieran por la fuerza del viento tal y como decían en la tele que podía pasar…
Los propietarios de la casa cuando marcharon sin avisarnos nos cortaron la corriente… ni teléfono, ni luz, ni aire acondicionado. Por suerte encontramos el interruptor general para volverla a conectar.
Viendo la televisión supimos que si Nueva Orleans quedaba al Oeste del Katrina los daños serían fuertes pero si quedábamos al Este del ojo del huracán entonces los daños serían devastadores. Teníamos miedo, en los programas de TV iban calculando trayectorias y especulaban pero no decían nada claro, aunque en general apostaban por quedar al Oeste, es decir, el huracán sería fuerte pero no devastador. El horario previsto de paso era las 6 AM del día 29 y todo se habría acabado a la 1 PM del mismo día.
Esperando que la trayectoria final del huracán no arrasara la ciudad nos dormimos cuando sólo habían empezado las primeras lluvias.
Día 29/08/2005. Viviendo el huracán. Reconocimiento posterior: no había para tanto.
A las 4 de la madrugada estábamos en pleno huracán y se fue la luz. Eran los momentos más fuertes del Katrina y teníamos miedo cada vez que notábamos una ráfaga de viento. Al cabo de un rato nos trasladamos de habitación porque empezaron las goteras y peligraba el falso techo. Justo cuando acabamos el traslado con nuestras cosas cayó una parte del techo de la habitación donde dormíamos.
A las 9 de la mañana ya habíamos almorzado y el huracán había pasado. Fue nuestro primer golpe
de fortuna, finalmente Nueva Orleans había quedado al Oeste del ojo del huracán y no había arrasado la ciudad. ¡Estábamos vivos!. Comprobamos cómo su paso había dejado árboles caídos, ramas rotas y pequeños daños en las viviendas pero no se había inundado nada.
Convencidos de que al día siguiente salíamos de allí dimos una vuelta ya con cierta tranquilidad para ver cómo había quedado la ciudad. Muchas personas hicieron lo mismo… en el centro había mucha gente, vimos destrozos importantes pero todo había aguantado.
Por la tarde volvimos hacia el B&B antes de que cayera la noche, momento que nos parecía más peligroso. Nos llamó la atención el hecho de que tras tantas horas desde el paso del Katrina no se hubiera empezado a recoger nada, ni siquiera un árbol… no se podía ni pasar por la calle.
Cenamos algo de pan con salsa de tomate picante, era poco pero nosotros creímos que sería la última comida en el B&B y empezó nuestra primera noche a oscuras.
¡Fue una noche horrorosa! Estábamos en una zona pantanosa con alta temperatura, una humedad insoportable y todo estaba lleno de mosquitos. El huracán había reventado la puerta de atrás de la casa y cualquiera podía entrar a robarnos o hacernos daño. Teníamos miedo.
Día 30/08/2005. Inundación de Nueva Orleans y angustia por no poder salir
Cuando por fin amanece vamos a las cabinas de la gasolinera para llamar a la compañía aérea. Nos comunican que han cancelado nuestro vuelo. Teníamos que salir de allí cómo fuera y llamamos otra vez al Ministerio de Exteriores para que nos ayuden a salir. Nos dicen que en una hora nos darán información para ver si nos pueden sacar de allí en coche.
Una mujer que viene del Downtown nos cuenta que se ha inundado. Volvemos al B&B y otras personas nos explican que todo está inundado. Los vecinos salen al patio con la radio a todo volumen. Escuchamos que se ha inundado la ciudad y el aeropuerto, que no se puede ni salir ni entrar a la ciudad.
Seguimos en contacto con el Ministerio. Ha sido siempre una compañía y apoyo en los días más duros. Nos dicen que parece que la residencia del Cónsul se ha inundado y que no se le puede localizar. Esto hace más complicado el apoyo para salir de la ciudad puesto que no hay nadie desplegado en la zona. A partir de entonces tenemos contacto con la Embajada en Washington.
Viendo que los vecinos traen el coche lleno de comida; preguntamos por algún lugar donde comprar alimentos … nos indican una tienda a sólo tres bloques, en la Calle San Charles, calle principal de nuestro barrio. Desde allí hacemos también nuestras llamadas por teléfono y comprobamos como no se trata de una tienda abierta sino saqueada y rota por los robos de la gente… por lo tanto no tendremos comida.
Vemos un pequeño bar abierto dónde entramos y tomamos un refresco; uno de los clientes tiene un plato de patatas fritas calientes y recién hechas… ¡¡¡uff!!! Un plato así nos parece una maravilla, convencemos a la propietaria para que nos sirva uno para nosotros, fue nuestra comida, hacía días que no comíamos nada caliente.
Desde el bar hicimos varias llamadas pero tuvimos que empezar a restringir todavía más el teléfono al descubrir el límite de recarga diaria de la tarjeta de prepago de teléfono por cada tarjeta de crédito: 50$.
No llamábamos a ningún móvil en España y estábamos poco tiempo en cada llamada. Contactamos con nuestras madres para decirles que habíamos sobrevivido al huracán… un minuto por llamada. Ana -la madre de Marc- no estaba en casa y dejamos el mensaje a la madre de Jordi. Disponíamos de 100 minutos en EEUU, 20 min. para llamar a los teléfonos fijos de España y 4 minutos a móviles.
No parábamos de intentar encontrar formas para salir: llamamos a una empresa de taxis por si nos podían llevar hasta el aeropuerto o a unos km fuera de Nueva Orleans pero nos dicen que no hay taxis disponibles; también intentamos buscar soluciones con la embajada para que nos vengan a recoger pero las autoridades americanas prohiben ese día la entrada a la ciudad.
Durante todo el día no paramos de hacer gestiones utilizando las cabinas. Ya nos quedaban pocos minutos de teléfono y acordamos con la embajada que nos llamaran ellos. La cabina y el B&B eran nuestros puntos de encuentro. Recibíamos las llamadas de la embajada periódicamente. Nuestro gobierno había informado del punto dónde estábamos al Departamento de Estado Norteamericano y debíamos estar pendientes ante la posibilidad de que pudieran venir a buscarnos.
El día pasaba y la situación empeoraba, parecía la ciudad de los muertos vivientes, la mayoría de gente estaba robando o desesperada. Teníamos hambre y miedo, la policía pasaba de largo. A media tarde llamamos a Montse, estábamos desesperados y el oír el nombre de un amigo suyo me hizo pensar que ella nos podría ayudar. Es periodista de internacional, ha estado en varios conflictos, quizás podía apoyarnos y ayudarnos a hacer gestiones de una manera más fluida. Nosotros cada vez teníamos que restringir más el tiempo de llamadas, los minutos se agotaban. La llamé y le pedí que me contactara con urgencia al teléfono 504 **** de los EEUU “estamos en Nueva Orleans y necesitamos tu ayuda” -le dije- y en un minuto sonaba el teléfono de nuestra cabina.
Pasamos horas y horas allí para hacer gestiones hasta que se hizo de noche. Desde el momento en que supimos que no teníamos vuelo hicimos todo lo posible por salir. Pensábamos que no podríamos pasar otra noche en esas condiciones. Por otra parte, a medida que las horas pasaban la situación de la ciudad se complicaba más. Ya casi no pasaba policía, las personas que quedaban por la calle nos parecían más peligrosas, se habían generalizado los saqueos a tiendas y restaurantes, la gente estaba mucho más desesperada y violenta, y nosotros no teníamos comida.
Se hizo de noche y volvimos al B&B. Una pareja que había parado en la cabina y que nos vio desesperados nos dio unas golosinas y unas galletitas saladas.
Jordi salía a ratos al patio a escuchar la radio de los vecinos para tener información:
– las autoridades anuncian que no se puede salir a la calle por la noche bajo amenaza de disparar. Nos parece increíble que piensen en disparar en lugar de repartir comida en los barrios dónde la gente está desesperada.
– confirman que las autoridades han prohibido salir y entrar de la ciudad.
– nuestro barrio era una de las pocas zonas que no se habían inundado
– hablan de la situación en el Estadio SuperDome. Cuentan que la gente no tiene agua ni luz y que se ha inundado.
Nosotros estamos mal -pensamos- pero al fin y al cabo hemos tenido suerte: Estábamos en una de las pocas zonas de la ciudad no inundadas, en realidad nuestra situación era mucho mejor que la de los miles de personas que se habían trasladado al SuperDome. Teníamos una cama y agua corriente y ellos no tenían nada. No acabábamos de entender cómo era posible que se hubiera enviado al estadio a las personas para protegerse del huracán y se no hubiera hecho ninguna previsión: Hacía 2 días que estaban sin agua corriente, luz, agua, comida… no entendíamos cómo podían tenerlos en aquellas condiciones, pero tampoco entendíamos por que la gente que hablaba por la radio no lo criticaba y les pareciera una situación “normal”.
Éramos de las personas afortunadas pero nos esperaba otra vez una noche horrible en el B&B. Con el calor y el miedo casi no podíamos dormir. La dulzura del Jordi explicándonos un cuento bajo la luz de las velas ayudó a tranquilizarnos y a dormir un rato.
Día 31/08/2005. Huida hacia el Convention Center y primer día desamparados/as
Nos levantamos poco después de que aparecieran los primeros rayos de luz. Pasábamos mucha calor pero ya no había posibilidad de ducharnos… ya no había agua.
De nuevo nos dirigimos a las cabinas para continuar haciendo gestiones para poder salir de allí. La situación era todavía más precaria, el agua salía de las cloacas y formaba charcos sucios llenos de insectos, alguna calle próxima a la nuestra se había inundado.
Al cabo de un rato empezamos a ver como muchas familias enteras se iban, llevando sus cosas. En dos ocasiones alguien que pasaba en coche paró para avisarnos de que el agua venía… o nos marchábamos rápidamente –nos dijeron- o moriríamos.
Empieza el éxodo
Teníamos miedo. Pero estábamos en un punto localizable y debíamos
consultar a nuestro gobierno antes de movernos. Al cabo de un rato recibimos la llamada del departamento de emergencias consulares del Ministerio y nos indican que las autoridades americanas han dicho que debíamos irnos inmediatamente. Se trataba de una evacuación obligatoria y debíamos dirigirnos a uno de los 10 puntos de evacuación ante el peligro inminente de que se rompiera otro dique y se inundara completamente la ciudad. Salimos literalmente corriendo.
En pocos minutos recogimos nuestras cosas del B&B y salimos desesperados siguiendo a la gente que también corría por la calle. Un policía nos indica que vayamos al Centro de Convenciones. Aquella larga caminata fue uno de los momentos mas difíciles… cargados, con mucho calor y pensando que el agua podía llegar en cualquier momento y nos ahogaríamos.
Al fin llegamos al Centro de Convenciones y cual fue nuestra sorpresa al comprobar que… allí… ¡¡¡no había nadie!!! En la puerta del Hall H encontramos un grupo de coches de policía parados. Les preguntamos dónde debíamos ir y nos respondieron que no lo sabían, que también estaban perdidos. Uno de ellos hizo una llamada y nos dijo que nos dirigiéramos al Hall A ( el centro tiene más de un kilómetro de largo, los módulos estaban ordenados alfabeticamente: A, B, C …, estábamos en el otro extremo). Nos vieron tan desesperados y sudados que nos ofrecieron una botellita de agua a cada uno. Tuvimos suerte de disponer de ella ya que fue la única de la que pudimos disponer durante unas cuantas horas.
En el Hall A había un grupo numeroso de personas en el exterior. “¿Dónde se hacen las colas? ¿Y los helicópteros? ¿Como está organizada la evacuación?” Nadie sabía nada. Paramos a varios coches de policía de los que pasaban continuamente por la calle, unos decían que tampoco tenían información, otros nos aseguraron que debíamos esperar allí y ya nos vendrían a evacuar..
Llegada al C.C,¿Centro de Convenciones o Campo de Concentración?
Las horas pasaban, centenares de personas iban llegando al edificio, teníamos sed y hambre.
Desde una cabina situada en el interior del Centro de Convenciones íbamos llamando regularmente a la embajada como había sido nuestra pauta hasta entonces (cada 2 h) para indicar dónde estábamos por si nos venían a recoger. A primera hora de la tarde nos dijeron que el gobierno de Estados Unidos les había asegurado que organizarían una evacuación rápida del Centro antes de la noche.
Lo que veíamos nos parecía increíble. No había ningún tipo de organización… al menos desde los servicios públicos por que, por otra parte, en seguida apareció un hombre que había preparado un “chiringuito” para vender a precios desorbitados comida que calentaba en un hornillo de camping. Se formaban unas colas inmensas y aquella comida no daba ninguna garantía. Nos pareció -y lo comentamos- una muestra evidente del “capitalismo salvaje”… ¿como alguien puede “aprovecharse” de que estemos allí sin comida para poner precios tan altos?, ¿Cómo se puede atrever a hacer negocio en tales circunstancias?.
Economía salvaje de mercado
Lo que íbamos viendo nos recordaba una situación cotidiana del denominado “tercer mundo”. Veíamos a la gente agolpada, desesperada, esperando en los vestíbulos. Comentamos: ”imagina que ves esta imagen y te preguntan de qué país es… Seguro que el último país que se te ocurriría decir es EEUU”.
Por ello hicimos esta primera foto mientras una y otra vez repetíamos lo increible que nos resultaba la situación. En el Centro de Convenciones éramos casi los únicos blancos, junto con algunos viejos y enfermos que iban trayendo en camiones de mudanzas. En aquel lugar sólo había negros pobres y enfermos…¿lo que habíamos visto en las películas de esclavos persistía en Louisiana?, ¿estábamos viviendo el día a día cotidiano del cuarto mundo oculto en ese país?
Se hizo completamente de noche. Fuera no había luz y dependemos sólo de las linternas de la gente. Hacía mucho rato que no llamábamos para no movernos y perder la cola con el miedo de que justo en ese momento llegaran más autocares.
Finalmente Jordi se acercó a las cabinas para hacer una llamada y justamente en aquel momento se organizó una avalancha iniciada por el sonido de un disparo. La sensación fue horrorosa … oir un rumor de fondo sin identificar de donde venía, cada vez mayor. La gente gritaba “water! water!“. El hecho de que nos hubieran dicho que la ciudad se acabaría inundando hizo que el pánico se apoderara de la multitud. La sensación era de que una ola gigante estaba apunto de llegar y ahogarnos.
Marc salió corriendo sin rumbo, todo era oscuro, la gente corría, y yo corrí detrás suyo para no perderlo. Conseguí cogerlo. La gente se pisaba una a otra, nos protegimos detrás de una barandilla de hormigón y poco a poco todo paró. Afortunadamente conseguimos encontrar a Jordi, había heridos, personas en el suelo pisoteadas, algunas de ellas parecían muertas.
No podíamos continuar estando allí… había disparos, avalanchas… nos podían matar. Decidimos subir al piso superior dónde todavía no había demasiada gente. No seriamos de los primeros en subir al autocar pero podía ser peor quedarnos allá bajo.
Veíamos pasar bandas organizadas. Nos situamos para descansar al lado de una escalera de emergencia ya que había más iluminación y estábamos cerca de las cabinas telefónicas, nuestro único contacto con el exterior. Al lado teníamos otra familia con una niña de 4 años, Jeanola. No podíamos dormir y empezamos a hablar. Era increíble que todo esto estuviera pasando en Estados Unidos comentábamos. El padre de Jeanola, Alan, se preguntaba dónde estaba el ejercito americano. “Es el ejercito más poderoso del mundo y no nos viene a evacuar -se preguntaba-. ¿Cómo era posible que el gobierno gastara 3.000 millones de dólares diarios en la guerra de Irak y en cambio no dedica dinero a sacarnos de aquí? Estábamos indignados. Intentamos dormir o al menos descansar un poco.
Unas mujeres nos comentaron que ni la CNN ni la Fox hablaban del Centro de Convenciones. Ningún medio de comunicación norteamericano informaba de que había más de 10.000 personas sin comida ni agua allí y ni siquiera mencionaban nuestro edificio. Supimos que la evacuación del Centro de Convenciones no era prioritaria para el gobierno americano. ¡¡Sólo se hablaba del Super Dome!!
Éramos conscientes de que estábamos perdidos si el lugar en el que estábamos no era noticia. No enviarían a la policía para poner orden, ni traerian agua y no nos sacarían de allí. La situación era extrema y dramática, la única salida era hablar con los medios de comunicación y tener la oportunidad de contar lo que estaba pasando.
Afortunadamente Montse es periodista y nos hizo de puente. En España era de madrugada… Elisabeth de la agencia EFE saltó de la cama y dada la situación de emergencia se puso a trabajar para dar la noticia . Estábamos atrapados en el de Centro de Convenciones con 10.000 personas sin agua ni comida esperando una ayuda y
unos autobuses que el gobierno norteamericano decía que ya estaban en camino pero que nadie había visto y que en realidad nunca llegaron. A nosotros toda esta falta de atención del gobierno nos parecía increíble ¿como podían haber enviado allí a 10.000 personas en aquellas condiciones y sin ninguna organización?. Nos sorprendía, por otra parte, la carencia casi absoluta de crítica de las personas hacinadas en el Centro. En realidad no esperaban que el gobierno ( El estado) hiciera algo por ellas. Jordi decía: “a esta gente le deben de poner algo en el agua desde pequeña para que no tengan capacidad critica.” Aquella noche hubo otra avalancha en el piso inferior; avalancha que vivimos con mucho miedo pero que afortunadamente no nos afectó.
1/09/2005. Segundo día en el CC : la sensación de inseguridad es total
La información de nuestra situación en el Centro de Convenciones llega al corresponsal de la CNN Internacional en Madrid. Por primera vez una de las cadenas de televisión más importantes de Estados Unidos y del mundo menciona la existencia del lugar dónde estamos. El corresponsal de la CNN en Madrid hace una conexión en directo y explica que una diputada española y su familia están en el interior del edificio y habla por primera vez de la difícil situación que padecemos las más de 10.000 personas que esperamos para ser evacuadas.
Nos pasan un teléfono del servicio de la CNN en español para hacerme una entrevista y poder explicar directamente lo que estamos viviendo. Por primera vez tenemos la oportunidad de contar directamente a los medios de comunicación norteamericanos lo que está pasando en el Centro dónde empieza a morir la gente.
Nueva Orleans: Como una ciudad en guerra. Vistas desde C.C.
Por mi doble vertiente de ciudadana y la vez haber tenido responsabilidades políticas no acababa de entender porqué nadie había previsto ninguna organización. En algunos momentos pensaba en qué hubiera hecho yo en tales circunstancias… con tantas salas en el centro, se hubiera podido organizar una mejor distribución de las personas, decidir lugares, “letrinas”… incluso si no podían llegar los helicópteros con comida se podría haber repartido de forma racional y organizada, el agua y comida del centro comercial. Hubiera sido una espera con angustia pero no con tanta desesperación.
Teníamos que empezar a hacer muchas más llamadas pero casi no teníamos saldo en la tarjeta de prepago del teléfono. Montse nos gestionó a través del servicio de emergencias consulares más tarjetas. El consulado de Houston se encargó de conseguirlas. Aquellas tarjetas fueron claves para no perder la comunicación y podernos salvar.
Lo primero fue llamar a las madres con quienes hacía casi dos días que no hablábamos. Pensamos que ya se habría hecho difusión de la noticia en España y queríamos que no se asustaran tanto. También seguimos llamando, hablando, haciendo gestiones para salir de allí.
Pude conectar con el Ministro Moratinos. Hablar con él me tranquilizó. Le expliqué la situación y nos informó de las gestiones que se estaban haciendo al máximo nivel político para poder evacuar a todos los españoles atrapados en Nueva Orleans. También acordamos que a partir de ese momento, cada dos horas estableceríamos comunicación con el Ministerio de Exteriores para coordinar la evacuación tan pronto como el gobierno de Estados Unidos diera una respuesta concreta sobre las diversas posibilidades que se estaban planteando.
Anochecía y en la radio las noticias no eran demasiada buenas. Se informó oficialmente que se había suspendido la evacuación del centro por considerarlo peligroso. Lo justificaron diciendo que un soldado había reultado herido la noche anterior. Yo pensaba…: “¿os imagináis que en un Barrio de Barcelona pasara esto?… que hay un disparo y la policía se marche en vez de volver con más policía para proteger al resto de 9.999 ciudadanos que también se sentían inseguros?.”
Todo empeoraba por momentos. Todo estaba mucho más sucio, el agua era muy escasa, la gente estaba mucho más desesperada… en realidad nosotros éramos afortunados… la mayoría de la gente había perdido la casa y no sabían si una parte de su familia estaba viva o muerta.
Nos dijeron que algunos medios querían hablar con nosotros e hicimos declaraciones a algunas radios y medios de comunicación.
En una de las llamadas de rigor para comunicar que seguíamos vivos y esperando la evacuación en la puerta 211 del Hall A, recibí la comunicación de la Vice-Presidenta del Gobierno Maria Teresa Fdez. De Vega. Otro vez me confirmaba que el gobierno español estaba totalmente volcado en conseguir que todos los españoles saliéramos de allí.
La embajada nos comunica que parece que otros catalanes están también en el Centro de Convenciones y que hace falta localizarlos para poder organizar una evacuación conjunta. Intentamos encontrar a la familia Fuster pasando el mensaje a la gente de alrededor y a “las pandillas” que se movían por todo el edificio. Cuando se lo comentamos a la familia vecina la mujer dijo: “a nosotros los negros también nos agrupan pero para morir.” Nos habíamos alojado en un B&B para ver de cerca como vivía la gente y aproximarnos a su realidad cotidiana. ¡ Y ciertamente nos habíamos aproximado !!! El destino nos situó en el grupo de los negros pobres, vivimos y padecimos directamente la atención que ellos merecían.
Es de noche. Intentamos dormir a ratos aunque resulta muy difícil por el calor, el miedo y el malestar. Había preparado una “cama” más “cómoda” con una silla y una mesita, tuve suerte y pude dormir tres horas seguidas… estábamos agotados. Aquella noche nos enteramos de que murieron varias personas y de que hubo secuestros a mano armada dentro del centro. La sensación de inseguridad era total. Sobrevivir ya no era tan sólo una cuestión de conseguir agua y comida… era cuestión de suerte no quedar atrapados en medio de algún tiroteo.
2/08/2005. Segundo dia en el CC: situación de putrefacción y de inseguridad total
El día empezó muy pronto para nosotros. Eran las tres de la madrugada cuando nos pusimos en marcha. La CNN Internacional nos pide que busquemos a alguna persona norteamericana atrapada también al Centro de Convenciones que pueda explicar en inglés la situación que estamos viviendo. Mientras tanto yo realizo otra intervención en la CNN en español. Lo tuvimos claro, tenía que ser nuestro vecino Alan Gould. Habíamos compartido los días y las horas con él, su mujer y su hija pequeña, con quien Marc también jugaba. Alan hizo unas estremecedoras declaraciones de la situación en la que nos encontrábamos y de la degradación de las últimas horas. Como cada uno de nosotros, puso su grano de arena por hacer posible que quienes estábamos en el Centro de Convenciones pudiéramos salir lo antes posible. Dijo… “esto es un genocidio de hoy en día”
En aquellos momentos el Centro de Convenciones era ya un lugar putrefacto… pensad en 10.000 personas sin organización, generando basura y excrementos. Mucha gente tenía ya síntomas claros de deshidratación, las enfermedades se extendían, nosotros también empezábamos a tener problemas de salud por el cansancio y la deshidratación; ya no nos quedaban fuerzas y nos encontrabamos mal.
Se vive entre basura, excrementos y charcos putrefactos.
De pronto y por primera vez llega un grupo de periodistas al Centro. La cadena ABC News nos filma y nos pide que hagamos declaraciones… son nuestras primeras imágenes en el centro que se ven en España. La gente desesperada contaba como los soldados no nos dejaban salir más allá de un cierto perímetro. “Pues marcharemos y que nos arresten, y así al menos tendrán que darnos agua y comida” decía la gente. Otros empezaron a gritar “nos tienen a todos los negros aquí para que desesperados nos matemos entre nosotros”.
La ciudad empieza a quemar. Vistas desde el CC.
Sobre las 10 de la mañana se va la luz y el teléfono, y Jordi comenta la posibilidad de que quizás vengan los soldados. Pero aun tardarán en llegar y la falta de comunicación exterior, especialmente la carencia de posibilidad de comunicar con las autoridades españolas, nos hace sentir desamparados. Ya no sabrán dónde estamos o si estamos vivos -pensábamos- o incluso los soldados podrían obligarnos a dejar el punto dónde habíamos informado que los estábamos esperando. Pensar todo esto hace que aumente aún más la tensión y el miedo. A la vez empezamos a sentirnos realmente mal físicamente. Mientras tanto Jordi intenta explicar a todos los periodistas que se encuentra nuestra situación, pidiendo que avisen al gobierno español. Es una situación realmente angustiosa, límite. Intentamos encontrar otra cabina en la calle o en algún edificio de los alrededores pero no funciona nínguna.
La primera medida de orden es proteger el helicoptero de Bush y no a los ciudadanos. (¿Y el agua? ¿Y la comida?)
Van pasando las horas. Jordi pide ayuda a un policía para ponerse en contacto con el gobierno español pero lejos ayudarnos el policía le dice que hay 35.000 americanos antes de que él. Estamos convencidos de que permaneceremos al menos un nuevo día en aquel ambiente de tortura psicológica y física y nos preparamos para pasar otra noche en el Centro. Ya son las tres de la tarde.
Se estaba llegando al limite.
De repente vemos un grupo de soldados que parece que buscan a alguien. ¿Nos buscan a nosotros? Al identificarnos nos piden que los acompañemos rápidamente. Mientras marchamos se produce uno de los momentos más emotivos: los soldados nos venían a buscar y a la vez a proteger por si la gente se sublevaba al ver que salíamos del centro antes que ellos… sin embargo su reacción fue aplaudirnos. Mucha gente sabía de los esfuerzos realizados por visibilizar la situación infrahumana del Centro de Convenciones y nos lo agradecieron. Fue un momento emocionante que nunca olvidaremos, sentir la solidaridad y humanidad de la gente aunque estuviera desesperada.
Esto es América!!??
Tras salir del edificio los soldados nos ofrecen comida y agua. Es en esos momentos cuando somos realmente conscientes de los días que hemos pasado sin comer. Al cabo de un buen rato piden que subamos a un camión. Al marcharnos vemos que el resto de soldados empiezan a repartir comida militar y agua entre la gente.
Nos trasladan a una explanada llena de soldados desde donde está previsto deben evacuarnos; nos dejan a la sombra con una caja de agua y se van. Un policía gigante se dirige a nosotros y dice que estamos en una zona de seguridad, que no podemos continuar allí y que debemos desplazarnos… ¡¡¡otra vez al Centro de Convenciones!!! Damos de nuevo mil explicaciones hasta lograr hacerles entender que estamos esperando ser evacuados de la zona.
Por fin llega el helicóptero que nos traslada hasta Baton Rouge, al centro de coordinación de operaciones… una hora de vuelo. Son las 17.00. Me permiten hacer una llamada con la que puedo conectar con el gobierno español y explicar donde estamos para que nos vengan a recoger. Nos cuentan la buena noticia de que también la familia Fuster se encuentra fuera de peligro y ha sido evacuada. Se reunirán con nosotros y juntos viajaremos en coche hacia Huston
En las pantallas de las televisiones vemos a nuestros “vecinos” en el Hall A donde habíamos pasado tantas horas. ¡Todavía estaban allí! ¡Era increíble! Aquello era un infierno y pensar que ellos estarían obligados a pasar otra noche en aquel edificio mientras nosotros estábamos ya a salvo nos hizo vivir uno de los momentos más tristes de nuestra experiencia.
A las 22.00 h llega la familia Fuster. Nos alegramos mucho de encontrarlos. Hacía horas que los estábamos buscando. A media noche llega el personal enviado por la embajada española para recogernos.
Por fin a las 7 de la madrugada llegamos al Hotel en Houston y podemos ducharnos… lo deseábamos hacía muchas horas. Decidimos quedarnos unos días allí antes de regresar a Barcelona para descansar física y psicológicamente, rebajar la tensión y estar un poco más centrados y tranquilos.
Pensábamos en la importancia del agua en todo el proceso. El agua del huracán, el agua que inunda la ciudad, el agua corriente que no teníamos, el agua para beber que nos faltaba. No podíamos eludir el pensar cómo se había degradado la situación de hora en hora.
Pensábamos en la responsabilidad clara de las autoridades ( ya sean locales, del Estado o Federales) por la tortura que sufrió la gente y la muerte de muchas personas. Las decisiones equivocadas que se tomaron al enviar a miles de seres humanos a un lugar sin agua, comida ni organización…. Pero sobre todo las consecuencias de la falta de inversión pública en sanidad y servicios. En el Golfo de México cada año se producen varios huracanes de nivel 4-5 y países más pobres que EEUU tienen la capacidad de prevención para que no ocurra un nivel de desgracia tan elevado.
Vives a flor de piel la importancia de las decisiones políticas para la vida de la gente y piensas en el valor de lo público, del Estado, de la organización.
No queremos terminar este escrito sin agradecer a todas las personas que han hecho posible que estemos en nuestra casa y que se han preocupado por nosotros: el Gobierno Español, compañeros y compañeras del PSC, la red de amigas y amigos. También queremos mencionar especialmente a los medios de comunicación que ayudaron a informar sobre la situación en el Centro de Convenciones. Y a todas las personas que aquellos días en Nueva Orleans nos ayudaron.
Sabemos que somos afortunados por que estamos en nuestra casa y todavía hay miles de personas sin casa, su ciudad ha desaparecido, aún no saben donde está parte de su familia, y esperamos que lo más pronto posible puedan rehacer la normalidad de su vida.
Technorati tags: Noticias y política, Sociedad, Katrina, Hurricane Katrina, Catastrofes, Societat, New Orleans, Sociedad, Noticies, USA
Es muy bueno poder oir la voz de primera mano. Sin medios que manipulen las noticias. Con esto no quiero decir que crea todo a pie juntillas, pero es bueno que existan alternativas a cómo recibimos la información.
Saludos,
David
Me he leído atentamente tu experiencia y me ha llenado de emoción; pero saco otra conclusión respecto a la llamada globalización, al capitalismo extremo, y porque no, le llamo yo “apartheid”.
La vida de una persona europea o de la américa blanca parece que vale más que la vida de una persona pobre y peor si es negra.
Lo que quiero decir es que me parece inhumano y racista que a los americanos y europeos os hayan rescatado primero, y haber dejado atrás a un montón de personas que seguro que no es la primera vez que pasaban hambre, frío y sed.
Pero también hay que reconocer que después de pasar eso, si te dan a elegir; seguramente cualquiera haría uso de esos derechos que te da el ser del 1er mundo.
Soy estudiante de periodismo, mujer y orgullosa.
Tenía que hacer un trabajo para la universidad y tu blog me ha ayudado bastante.
“Yo no creo en el estado, creo en las personas. El estado somos nosotras y nosotros.”
Un saludo.
Desde octubre que leo y releo tú historia.
Hoy quiero contarte la nuestra muy similar a de ustedes.
Son Nancy de Argentina y con mi marido José Luis siempre soñamos con hacer un viaje, pero la situación económica de nuestro país en los últimos años hizo que sea casi imposible.
Decíamos que nuestro primer viaje seria a España lugar donde nació mi suegra y o asta los 22 años, ella murió soñando volver.
Pero nuestro rumbo cambio cuando mi primo nos regala dos pasajes de avión a Estados Unidos.
Haríamos escala en chile, luego Miami para llegar a new Orleáns, lugar que mi marido quería ir porque le gusta el las y el toca el saxo.
Llego el día tan esperado, viajamos asta buenos aires para tomar el vuelo por la mañana a chile, pero en Chile nos tenemos que quedar todo el día porque nuestro vuelo no sale debido a que un huracán estaba pasando por la costa de Miami, recién podemos partir a la madrugada.
Cuando llegamos a Miami era un mundo de gente en el aeropuerto y cancelan nuestro vuelo, por 10 horas, saldríamos a la 8 de la noche esperamos todo el día pero llegado el momento nos avisan que también se había suspendido.
Tratamos de conseguir algún hotel para pasar la noche pero fue imposible ya estaba mal, con esa noche serian 3 sin dormir.
Una chica Española de nombre Estivaliz nos o mal y se preocupo, nos dijo casi como una orden “se vienen con migo yo tengo hotel” no queríamos incomodarla compartiríamos los gastos y decidimos ir con ella.
Ella fue el primer eslabón de una cadena de personas que nos ayudaron en este viaje.
Al otro día a las 3 de la tarde ya era sábado 27, cuando estamos por abordar el avión, vemos en un televisor algunas personas del gobierno del país con cara muy preocupada, un escrito que decía HURACAN KATRINA NEW ORLEANS.
Nos preocupamos ya que no entendíamos lo que decían, y pensamos que estábamos en el primer mundo y allí asiendo lo que nos dijeran nada nos pasaría.
José Luis fue a hablar con personas de la empresa si debíamos tomar el vuelo o quedarnos en Miami, le contestaron que nada nos pasaría y como pensábamos que nos llevarían si corriéramos algún peligro.
Claro faltaba, para la llegada del huracán, pero no nos dijeron que estaban evacuando la ciudad y que ya no podrimos escapar de ella.
Los demás pasajeros se veían tranquilos y confiamos en sus palabras.
Llegando a new Orleáns desde el avión vemos una mano de la autopista congestionada de autos y en una sola dirección.
En tierra preguntamos a una latina y nos dijo que buscaría a su familia y se iría a Houston.
Como nuestras maletas quedaron por error en Miami solo teníamos un bolsito nos fuimos en bus asta el hotel del fren cuarter.
Cada minuto que pasaba nuestra preocupación era mayor todo estaba cerrado, negocios, gasolineras y la gente dejando sus casa.
Llegamos al hotel y los dueños de los negocios trabajaban tratando de tapar las ventanas con madera.
Vimos muchas personas registrándose en el hotel eso nos tranquilizo un poco pero no sabíamos que eran gente que se estaba autoevaluando, y familiares de los empleados que le daban un lugar gratis para su protección.
De cualquier manera preguntamos de la posibilidad de irnos a Houston y nos alentaron a quedarnos, ya no conseguiríamos auto ni gasolina y nos dijeron que el hotel era muy seguro y nada nos pasaría.
Salimos a dar un paseo, la emoción llenaba mi cuerpo y le pedía a mi marido que me dijera que era verdad que estábamos allí, no se si era inconciencia en mi país no hay huracane y todos decían no pasara nada, y siempre creí en las palabras.
Paseamos, escuchamos jazz en un bar de la calle Borbón, y seguíamos felices, era el sueño de casi 20 años.
Cuando llegamos al hotel pong un noticiero en español, y escuchamos que el huracán era categoría 5 que seguramente nada quedaría en pie, y que subiría el agua asta 8 metros.
Nos desesperamos prepare mi bolsito y me fui a la calle una de las dos personas que hablaban en español en el hotel quiso tranquilizarme dijo que nada podíamos hacer, llore..Llore y nos fuimos a dormir.
Al otro día ya casi nada quedaba abierto no encontramos nada para desayunar y solo conseguimos unas papas frita, gallitas saladas, maníes y poco agua, pero nos alcanzaría.
Buscamos linterna y unas velas, casi nadie estaba en la calles, solo algunos como nosotros tratando de encontrar algo que comer.
Nos acostamos y no podía dormir, estaba vestida y con la linterna en la mano.
Me dormí cerca de las 3 y 30 de la madrugada cuando el huracán casi llegaba.
No escuchamos nada estábamos en una habitación interna y nos tapaba un gran edificio.
Nos levantamos a las 8 de la mañana bajamos a hol.
Por la tarde nos permiten salir, caminamos un poco vimos los destrozos pero nosotros también dijimos estamos vivos y no fue tanto.
Volvimos al hotel y esperamos el nuevo día que pensaban que llegaría la luz y el agua.
Pero al despertar, no había luz y el agua que había llegado era a la puerta del hotel.
Me sentí atrapada sin salida, nuestro gran sueño se había convertido en una gran pesadilla.
Pero todavía faltaba más.
Mi marido como es medico tubo que atender algunas personas que estaban muy mal.
El hotel organizo una comida diaria, pero teníamos mucha sed.
La gente empezó a saquear pero no solo alimentos sino todo lo que encontraban, y mucho entraban al hotel con su botín.
Se que nos hubieran compartido agua si nos hubiéramos podido entender.
Los animales que llevaron eran muchos y asían sus necesidades donde podían, el olor, el calor era insoportable y casi no comíamos.
DIA a día teníamos mas miedo, no tenia idea en que DIA estábamos viviendo, el miércoles nos dicen que el hotel de la otra cuadra había contratado 10 buses para sacar a 500 personas y si queríamos podíamos pagar y salir de allí.
Eso hicimos esperamos desde las 2 de la tarde asta las 11 de la noche pagaos por el agua asta las rodillas, no teníamos que tomar y asta mire con ganas, el agua de la inundación.
A las 11 nos avisan que gendarmería avían confiscado los buses, y volvimos al hotel no teníamos idea de lo que estaban pasando en otros sectores de la ciudad, esperando los buses conocemos a la familia Fuste.
Al otro día nos dicen que tenemos que dejar el hotel y solo evacuarían con un bolso por personas, nuestras maletas avían llegado y las tuvimos que dejar.
Llevamos, lo que pudimos algo de ropa y la poquísima comida.
Nos instalamos en la terminal de ferry frente al casino harrahs.
Al llegar personas que estaban allí se arrimaron y nos ofrecieron agua que agradecimos mucho.
Siempre estuvieron con nosotros un matrimonio australiano que nos podíamos comunicar porque ella había nacido en chile.
Allí volvemos a ver a la familia fuste.
Se arrimo un policía y nos mando a las 100 personas que estábamos allí a cruzar el punte del rió mississippi diciéndonos que del otro lado avía buses
Pasamos por el medio de bandas organizadas saqueadores gente desesperada como nosotros y la policía que pasaba ni nos miraban por más seña que le hiciéramos.
Llegaos al puente ya mis bolsos avían perdido las manijas y casi no lo podíamos llevar pero no quería perder lo poco que teníamos, aunque lo único que queríamos era salvar nuestras vidas que cada día corría mas peligro.
Subiendo el puente ya éramos mucho mas que se unieron al grupo, pero unos autos de la policía abren camino por entre nosotros creí que nos cuidarían y nos acompañarían pero sentemos de repente unos disparos los que iban delante nuestro no chocan nos atropellamos no quería perder a los fuste ni los australianos.
Los disparos eran de la policía para que no crucemos el puente.
En ese momento llovía torrencialmente.
vi. una mujer que hablaba por su celular y me di cuenta que por estar altos teníamos señal, me apure a llamar a casa asía 4 días que nuestras hijas, y mi mama no sabían nada de nosotros.
No fue el mejor momento pero ya estábamos bajando y se iría la seña.
Llame a casa y me atendió Julieta que tenia en ese momento 16 años, yo lloraba sin poder parar y le dije te llamo para decirte que estamos bien.
Pero ella decía están bien y estas llorando, le dije que me había asustado pero preguntaba por todo escuchaba mas personas llorando, los truenos de la tormenta la sirena de la policía y los helicópteros, creí que la había tranquilizado y le pedí que llamara a mis primos y se conectaran con los canales y la embajada.
Corte y al minuto mi primo llamándonos dijo que nunca se va olvidar lo que se escuchaba de fondo en nuestra charla.
Volvimos a la plaza frente al casino que estaba el operativo policial.
Allí pasamos todo el día asta que a la tarde e nos traen comida del ejército.
Por la noche tuvimos mucho miedo todos nos juntamos, para descansar.
Una explosión eso de las 4 de la madrugada nos sobresalto, era un refinería que estaba detrás nuestro.
A la mañana los australianos se van con su embajada.
Al rato a nosotros nos llevan creemos que a Houston pero nos dejan en el cruce de una autopista en un especie de campo de concentración.
Allí los fuste nos buscan y nos encuentran y otra ves formamos un grupo, pensamos que de allí no saldremos vivos, por primera ves en mi vida sentí la muerte muy cerca.
Una familia Turca hablo con su país y creo que gracias a ellos pudimos salir. Ellos querían sacar a los 100 turistas que casi todos eran de ese país.
Al rato se van los Fuste.
Tres peruanos quedan con nosotros pero ellos tampoco saben hablar bien el ingles.
A la noche nos sacan casi a escondidas en dos buses, sin decirnos donde íbamos tuvimos mucho miedo.
Nos dejaron en Alexandria donde unas monjitas nos sacan de la calle, nos llevan. Nos dan comida y habitación, era el paraíso.
Nos cambian el pasaje de avión y por fin el lunes llegamos a Miami, queríamos volver a casa pero creo que fue bueno decidir pasar nuestros 15 días de vacaciones, eso nos tranquilizo y llegamos algo mejor, casi creyendo que aviamos vivido una película.
Mis conclusiones son…No se puede creer que eso paso en el”primer mundo”.
Nuestro embajador en Houston no izo nada pero de eso nos enteramos ya en argentina cuando lo llamaron dijo…..hagan de cuenta que están en el Apocalipsis.
Los periodistas se comunicaron con nosotros y al otro día irían a buscarnos en auto o helicóptero… nunca me voy a olvidar, de mi país sacando a mi familia y amigos fueron los unos en preocuparse por nosotros.
Quiero agradecer la ayuda a todas las personas que conocí, tanto hablaran nuestro idioma o no. No se como pero todos nos entendíamos.
Quiero señalar que pro ser turistas no éramos mas que lo demás me sentíamos mayor desprotección.
Muchas personas avían perdido todo y me daban animo a mi, se que solo teníamos que salir de allí y todo pasaría para nosotros pero no puedo olvidarme, de las cara de dolor y sufrimiento, de la gente pidiendo ayuda desde los techos, es algo mas fuerte de lo pueden pensar, cualquiera que no lo vivió.
Todavía tengo un brazo que no puedo mover muy bien, y sigo en tratamiento tratando de salvar mis cosas.
Las maletas que dejamos en el hotel nunca aparecieron, se que no tiene que importarme son solo cosas materiales, y muchos perdieron todo, casi asta su historia.
Busco y no hay fotos ni nada que hable de los turistas que se encontraban en la ciudad esos días.
Di dos notas a los canales de habla hispana pero creo que no la emitieron yo comentaba que éramos un grupo de turistas, y yo había estado en ese país tres veces, y que siempre me sentí mas segura que en mi propio país, y no entendía que estaba pasando.
No entiendo porque no nos dejaron en Miami cuando preguntamos.
Tampoco entiendo la lentitud del rescate, se hubieran salvado muchas vidas unos días antes.
No se si esto le servirá al alguien, yo quiero a la gente de ese país mas allá de su gobierno
Afectuosamente, y entendiéndote todo lo que vivieron
Nancy
Desde octubre que leo y releo tú historia.
Hoy quiero contarte la nuestra muy similar a de ustedes.
Son Nancy de Argentina y con mi marido José Luis siempre soñamos con hacer un viaje, pero la situación económica de nuestro país en los últimos años hizo que sea casi imposible.
Decíamos que nuestro primer viaje seria a España lugar donde nació mi suegra y o asta los 22 años, ella murió soñando volver.
Pero nuestro rumbo cambio cuando mi primo nos regala dos pasajes de avión a Estados Unidos.
Haríamos escala en chile, luego Miami para llegar a new Orleáns, lugar que mi marido quería ir porque le gusta el las y el toca el saxo.
Llego el día tan esperado, viajamos asta buenos aires para tomar el vuelo por la mañana a chile, pero en Chile nos tenemos que quedar todo el día porque nuestro vuelo no sale debido a que un huracán estaba pasando por la costa de Miami, recién podemos partir a la madrugada.
Cuando llegamos a Miami era un mundo de gente en el aeropuerto y cancelan nuestro vuelo, por 10 horas, saldríamos a la 8 de la noche esperamos todo el día pero llegado el momento nos avisan que también se había suspendido.
Tratamos de conseguir algún hotel para pasar la noche pero fue imposible ya estaba mal, con esa noche serian 3 sin dormir.
Una chica Española de nombre Estivaliz nos o mal y se preocupo, nos dijo casi como una orden “se vienen con migo yo tengo hotel” no queríamos incomodarla compartiríamos los gastos y decidimos ir con ella.
Ella fue el primer eslabón de una cadena de personas que nos ayudaron en este viaje.
Al otro día a las 3 de la tarde ya era sábado 27, cuando estamos por abordar el avión, vemos en un televisor algunas personas del gobierno del país con cara muy preocupada, un escrito que decía HURACAN KATRINA NEW ORLEANS.
Nos preocupamos ya que no entendíamos lo que decían, y pensamos que estábamos en el primer mundo y allí asiendo lo que nos dijeran nada nos pasaría.
José Luis fue a hablar con personas de la empresa si debíamos tomar el vuelo o quedarnos en Miami, le contestaron que nada nos pasaría y como pensábamos que nos llevarían si corriéramos algún peligro.
Claro faltaba, para la llegada del huracán, pero no nos dijeron que estaban evacuando la ciudad y que ya no podrimos escapar de ella.
Los demás pasajeros se veían tranquilos y confiamos en sus palabras.
Llegando a new Orleáns desde el avión vemos una mano de la autopista congestionada de autos y en una sola dirección.
En tierra preguntamos a una latina y nos dijo que buscaría a su familia y se iría a Houston.
Como nuestras maletas quedaron por error en Miami solo teníamos un bolsito nos fuimos en bus asta el hotel del fren cuarter.
Cada minuto que pasaba nuestra preocupación era mayor todo estaba cerrado, negocios, gasolineras y la gente dejando sus casa.
Llegamos al hotel y los dueños de los negocios trabajaban tratando de tapar las ventanas con madera.
Vimos muchas personas registrándose en el hotel eso nos tranquilizo un poco pero no sabíamos que eran gente que se estaba autoevaluando, y familiares de los empleados que le daban un lugar gratis para su protección.
De cualquier manera preguntamos de la posibilidad de irnos a Houston y nos alentaron a quedarnos, ya no conseguiríamos auto ni gasolina y nos dijeron que el hotel era muy seguro y nada nos pasaría.
Salimos a dar un paseo, la emoción llenaba mi cuerpo y le pedía a mi marido que me dijera que era verdad que estábamos allí, no se si era inconciencia en mi país no hay huracane y todos decían no pasara nada, y siempre creí en las palabras.
Paseamos, escuchamos jazz en un bar de la calle Borbón, y seguíamos felices, era el sueño de casi 20 años.
Cuando llegamos al hotel pong un noticiero en español, y escuchamos que el huracán era categoría 5 que seguramente nada quedaría en pie, y que subiría el agua asta 8 metros.
Nos desesperamos prepare mi bolsito y me fui a la calle una de las dos personas que hablaban en español en el hotel quiso tranquilizarme dijo que nada podíamos hacer, llore..Llore y nos fuimos a dormir.
Al otro día ya casi nada quedaba abierto no encontramos nada para desayunar y solo conseguimos unas papas frita, gallitas saladas, maníes y poco agua, pero nos alcanzaría.
Buscamos linterna y unas velas, casi nadie estaba en la calles, solo algunos como nosotros tratando de encontrar algo que comer.
Nos acostamos y no podía dormir, estaba vestida y con la linterna en la mano.
Me dormí cerca de las 3 y 30 de la madrugada cuando el huracán casi llegaba.
No escuchamos nada estábamos en una habitación interna y nos tapaba un gran edificio.
Nos levantamos a las 8 de la mañana bajamos a hol.
Por la tarde nos permiten salir, caminamos un poco vimos los destrozos pero nosotros también dijimos estamos vivos y no fue tanto.
Volvimos al hotel y esperamos el nuevo día que pensaban que llegaría la luz y el agua.
Pero al despertar, no había luz y el agua que había llegado era a la puerta del hotel.
Me sentí atrapada sin salida, nuestro gran sueño se había convertido en una gran pesadilla.
Pero todavía faltaba más.
Mi marido como es medico tubo que atender algunas personas que estaban muy mal.
El hotel organizo una comida diaria, pero teníamos mucha sed.
La gente empezó a saquear pero no solo alimentos sino todo lo que encontraban, y mucho entraban al hotel con su botín.
Se que nos hubieran compartido agua si nos hubiéramos podido entender.
Los animales que llevaron eran muchos y asían sus necesidades donde podían, el olor, el calor era insoportable y casi no comíamos.
DIA a día teníamos mas miedo, no tenia idea en que DIA estábamos viviendo, el miércoles nos dicen que el hotel de la otra cuadra había contratado 10 buses para sacar a 500 personas y si queríamos podíamos pagar y salir de allí.
Eso hicimos esperamos desde las 2 de la tarde asta las 11 de la noche pagaos por el agua asta las rodillas, no teníamos que tomar y asta mire con ganas, el agua de la inundación.
A las 11 nos avisan que gendarmería avían confiscado los buses, y volvimos al hotel no teníamos idea de lo que estaban pasando en otros sectores de la ciudad, esperando los buses conocemos a la familia Fuste.
Al otro día nos dicen que tenemos que dejar el hotel y solo evacuarían con un bolso por personas, nuestras maletas avían llegado y las tuvimos que dejar.
Llevamos, lo que pudimos algo de ropa y la poquísima comida.
Nos instalamos en la terminal de ferry frente al casino harrahs.
Al llegar personas que estaban allí se arrimaron y nos ofrecieron agua que agradecimos mucho.
Siempre estuvieron con nosotros un matrimonio australiano que nos podíamos comunicar porque ella había nacido en chile.
Allí volvemos a ver a la familia fuste.
Se arrimo un policía y nos mando a las 100 personas que estábamos allí a cruzar el punte del rió mississippi diciéndonos que del otro lado avía buses
Pasamos por el medio de bandas organizadas saqueadores gente desesperada como nosotros y la policía que pasaba ni nos miraban por más seña que le hiciéramos.
Llegaos al puente ya mis bolsos avían perdido las manijas y casi no lo podíamos llevar pero no quería perder lo poco que teníamos, aunque lo único que queríamos era salvar nuestras vidas que cada día corría mas peligro.
Subiendo el puente ya éramos mucho mas que se unieron al grupo, pero unos autos de la policía abren camino por entre nosotros creí que nos cuidarían y nos acompañarían pero sentemos de repente unos disparos los que iban delante nuestro no chocan nos atropellamos no quería perder a los fuste ni los australianos.
Los disparos eran de la policía para que no crucemos el puente.
En ese momento llovía torrencialmente.
vi. una mujer que hablaba por su celular y me di cuenta que por estar altos teníamos señal, me apure a llamar a casa asía 4 días que nuestras hijas, y mi mama no sabían nada de nosotros.
No fue el mejor momento pero ya estábamos bajando y se iría la seña.
Llame a casa y me atendió Julieta que tenia en ese momento 16 años, yo lloraba sin poder parar y le dije te llamo para decirte que estamos bien.
Pero ella decía están bien y estas llorando, le dije que me había asustado pero preguntaba por todo escuchaba mas personas llorando, los truenos de la tormenta la sirena de la policía y los helicópteros, creí que la había tranquilizado y le pedí que llamara a mis primos y se conectaran con los canales y la embajada.
Corte y al minuto mi primo llamándonos dijo que nunca se va olvidar lo que se escuchaba de fondo en nuestra charla.
Volvimos a la plaza frente al casino que estaba el operativo policial.
Allí pasamos todo el día asta que a la tarde e nos traen comida del ejército.
Por la noche tuvimos mucho miedo todos nos juntamos, para descansar.
Una explosión eso de las 4 de la madrugada nos sobresalto, era un refinería que estaba detrás nuestro.
A la mañana los australianos se van con su embajada.
Al rato a nosotros nos llevan creemos que a Houston pero nos dejan en el cruce de una autopista en un especie de campo de concentración.
Allí los fuste nos buscan y nos encuentran y otra ves formamos un grupo, pensamos que de allí no saldremos vivos, por primera ves en mi vida sentí la muerte muy cerca.
Una familia Turca hablo con su país y creo que gracias a ellos pudimos salir. Ellos querían sacar a los 100 turistas que casi todos eran de ese país.
Al rato se van los Fuste.
Tres peruanos quedan con nosotros pero ellos tampoco saben hablar bien el ingles.
A la noche nos sacan casi a escondidas en dos buses, sin decirnos donde íbamos tuvimos mucho miedo.
Nos dejaron en Alexandria donde unas monjitas nos sacan de la calle, nos llevan. Nos dan comida y habitación, era el paraíso.
Nos cambian el pasaje de avión y por fin el lunes llegamos a Miami, queríamos volver a casa pero creo que fue bueno decidir pasar nuestros 15 días de vacaciones, eso nos tranquilizo y llegamos algo mejor, casi creyendo que aviamos vivido una película.
Mis conclusiones son…No se puede creer que eso paso en el”primer mundo”.
Nuestro embajador en Houston no izo nada pero de eso nos enteramos ya en argentina cuando lo llamaron dijo…..hagan de cuenta que están en el Apocalipsis.
Los periodistas se comunicaron con nosotros y al otro día irían a buscarnos en auto o helicóptero… nunca me voy a olvidar, de mi país sacando a mi familia y amigos fueron los unos en preocuparse por nosotros.
Quiero agradecer la ayuda a todas las personas que conocí, tanto hablaran nuestro idioma o no. No se como pero todos nos entendíamos.
Quiero señalar que pro ser turistas no éramos mas que lo demás me sentíamos mayor desprotección.
Muchas personas avían perdido todo y me daban animo a mi, se que solo teníamos que salir de allí y todo pasaría para nosotros pero no puedo olvidarme, de las cara de dolor y sufrimiento, de la gente pidiendo ayuda desde los techos, es algo mas fuerte de lo pueden pensar, cualquiera que no lo vivió.
Todavía tengo un brazo que no puedo mover muy bien, y sigo en tratamiento tratando de salvar mis cosas.
Las maletas que dejamos en el hotel nunca aparecieron, se que no tiene que importarme son solo cosas materiales, y muchos perdieron todo, casi asta su historia.
Busco y no hay fotos ni nada que hable de los turistas que se encontraban en la ciudad esos días.
Di dos notas a los canales de habla hispana pero creo que no la emitieron yo comentaba que éramos un grupo de turistas, y yo había estado en ese país tres veces, y que siempre me sentí mas segura que en mi propio país, y no entendía que estaba pasando.
No entiendo porque no nos dejaron en Miami cuando preguntamos.
Tampoco entiendo la lentitud del rescate, se hubieran salvado muchas vidas unos días antes.
No se si esto le servirá al alguien, yo quiero a la gente de ese país mas allá de su gobierno
Afectuosamente, y entendiéndote todo lo que vivieron
Nancy
Tengo entendido que Cuba siendo un pais pequeño ha sufrido tambien de huracanes parecidos, las evacuaciones han sido organizadas y no ha muerto nadie… Tambien supe que en N. Orleans se dejo A la “inciativa privada” la movilizacion de las gentes e incluso a criterio personal. Creo que fue un acto de irresponsabilidad.
el paso de los huracanes deja a tras miles de problemas problemas que pueden evitarse por medio de alertas efectuadas por cada pais
sportsbook promotions
estos sistemas de alerta hicieran que cada vez se salvaran mas vidas
http://www.enterbet.com
¿Le has dado las gracias a Mr. Donald Rumsfeld por la operacion rescate ?
Acabo de leer esto . Me ha conmovido muchísimo.
Ay tanto que no sabemos, tanto que ignoramos, tanto que los medios no difunden…y vivimos en unos espejismos pavorosos.
Puse este enlace en mi blog , para que te puedan leer.
Esto ocurrió hace meses, pero…¿ han mejorado las expectativas de esta gente?
Bienvenida a Casa:
Fue impresionannte tu relato, y creo que en carne propia lo han vivido y sentido y sabrán por q se lucha contra el racismo, pues a pesar del tiempo aún no se ha superada, es solo una tramoya más. Al gobierno no le interesa lo que ocurre con los negros y los más pobres…Lastimosamente a Bush le convencen más las invaciones a otros países que dotar de la mínima seguridad a sus habilitantes. Se abrán percatado q New Orleans es una “ciudad olvidada”, y esto resulto palpable a la hora de querer salir y no poder hacerlo por el Toque de queda…
También les felicito por sacar a luz todo y los invito a meditar tan sólo esto “Los negros también son seres humanos”,,,
Y tienen sus sentimientos y su humildad y su sencillez, una humildad que tal vez sólo se ve en un país tercermundista, pero humildad al fin y se habrán dado cuenta cuando en vez de abalancerse frente a ustedes cuando iban a sacarlos los aplaudieron y agradecieron por que se conociera el “CC”, “Campo de Concetración” y las visitudes por la que estaban atravesando.Se dieron cuenta “Los Diarios más populares de los EE. UU. no le dieron eco al lugar donde se hallaban ustedes” y tal vez esos “negros”, aún después de salir ustedes la habrán tenido y si la tuviesen tal vez ya fue necesaria pues más de un centenar ya habrá muerto.
En definitiva, aclaro “soy blaco”, pero me ha dado cuenta como son discriminados estos seres humanos, y los q están en N.O. son uno de los más pobres y lastima que no se haga nada para remediar,,,es como sí la sociedad misma obligará a sobrevir, a delinquir,,,porq al no recibir ayuda, uno debe buscar el sustento, para el hogar, y admito que esto no es justificativo, pero por sus expresiones he notado cuanta desilución había: 1) Por ser E.U. un país poderoso y dejar a la merced a sus propios habitantes en situaciones de esta naturaleza, no tienen, ni tendrán argumentos sólidos para rebatir esta afirmación 2)Tanta gente muriendo de hambre o haciendo el mayor de los esfuerzos por sobrevir, incluso con otras personas heridas a cuesta
Por suerte también su embajada ayudó, y digo “por suerte”, porq generalmente esto no ocurre.
De todas formas, bienvenidos a casa, y que todo lo ocurrido no haya sido en vano y se hayan dado cuenta que también detras del fango hay gente sencilla, humilde y agradecida sin importar el color…
Carpediem
Hola, he llegado hasta aquí, preguntándome por la laicidad de la escuela pública en el estado español. Al mismo tiempo he considerado las circunstancias en las que se pueden dar la incorporación de personal ajeno a los centros educativos, que no sean funcionarios, personal laboral, interinos, etc. Creo que en casi todos los casos se da una contratación pública de servicios, tales como: comedor, limpieza,… ¿es el estado vaticano la subcontrata de servicios de religión católica del estado español? Si esto es así, ¿podría plantearse la concurrencia en igualdad de condiciones mediante un concurso público que cubriera dichos servicios? ¿sería para cualquier confesión religiosa? ¿se podrían subcontratar los servicios de enseñanza matemática?
Gracias por brindar esta oportunidad virtual.
Atentamente, un ateo emprendedor.
Sí el gobierno cubano ofreció toda una brigada de médicos dispuestos a ir a ayudar a los dagnificados de manera gratuita y solidaria, ¿por qué el gobierno estadounidense rechasó la ayuda cuando tantas personas estaban necesitadas de ayuda?