Esta semana se produjo una bronca lamentable en el Senado. Nunca me han gustado los enfrentamientos entre las bancadas en los parlamentos, y menos cuando parecemos más que representantes de la ciudadanía seguidores extremistas en un espectáculo deportivo. Nacho Escolar escribía esta semana: “Me queda una duda. ¿Es el Senado español, es el parlamento de Corea o una grada del mundial de Sudáfrica? “. Tenía toda la razón. Los debates en el Senado no son espectáculos, y quienes forman parte de las cámaras no pueden contribuir a que lo parezcan, o mejor dicho a que haya sido un espectáculo aunque sea durante dos minutos.
Estamos en un momento de crisis bastante importante que afecta y crea incertidumbre en muchas personas. Precisamente ahora nuestra actitud debe ser más cuidadosa y responsable que nunca. Es necesario que aquellas personas que representamos oficial y legalmente a la ciudadanía, la representamos realmente, para eso es necesario que las personas se sientan representadas por sus parlamentarios y parlamentarias. Si no, la brecha que hay entre ciudadanía y política se ampliará en vez de reducirse (el último CIS la política es el tercer problema de España).
Ahora tenemos que practicar más que nunca la proximidad y la responsabilidad, estar muy cerca, escuchar mucho y responder con seriedad.
Recuerdo como hace unos años, en un seminario de la Fundación Campalans, me enseñaron que para practicar una política ética debía priorizar siempre en este orden: ciudadanía, partido, sector del partido y tú mismo. Nunca al revés, ni el partido delante de la ciudadanía, ni tú mismo delante el partido …
Pues, en estos momentos hay que priorizar por parte de todos los partidos y que se transmita nítidamente: ciudadanía, país, gobierno y partido.
Hay más empatía con la ciudadanía, hay más responsabilidad con el país, hay que hacer más filas con el gobierno para afrontar las difíciles medidas, hay más debate y autocrítica interna en cada partido para cumplir mejor las otras tres condiciones.
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