La izquierda tenemos que ser ejemplares aplicando la austeridad y promoviendo cambios para recuperar la confianza en la política, a la vez que tenemos que hacer pedagogía porque la demagogia fácil en crisis no acabe con pilares básicos para la democracia como los recursos de la oposición o sueldos de diputadas y diputados.
“La Comisión Ejecutiva podría recomendar a los cargos electos de Barcelona, miembros del Congreso, Parlamento de Cataluña, Senado, Ayuntamiento de Barcelona y sobre todo al Parlamento Europeo que dieran ejemplo de austeridad? En las comidas y cenas de trabajo escoger restaurantes más austeros y sobre todo que los viajes sean en clase turista?“ Me preguntó M. Carmen Soldán, una histórica y comprometida militante, en el último Consejo de Federación de Barcelona.
Tenemos que ser ejemplares. Practicar la austeridad tiene que ser nuestra manera de ejercer la política, siempre dentro de la dignidad institucional.
Ser ejemplares es la mejor manera de no incrementar el actual rechazo por la política. A la vez, hay que combatir la campaña continuada contra los cargos públicos y los supuestos “privilegios” como un hecho generalizado.
No podemos seguir absteniéndonos de defender cuestiones básicas para la democracia, como los recursos para los grupos políticos y los “salarios” para los parlamentarios. Son a la vez garantía de equilibrio entre gobierno y oposición y la opción real de que la izquierda tenga unos recursos mínimos.
Cospedal ha eliminado “la asignación” a diputados de Castilla la Mancha. El parlamento tiene el papel de controlar el gobierno y esta es la manera más demagógica de anular al máximo la capacidad de la oposición.
Hay que combatir este discurso con austeridad y con iniciativa política clara que apueste por el control, la transparencia y la pedagogía. Negando los privilegios generalizados, pero siendo vigilante para evitar cualquier abuso que haga que la excepción parezca la norma. Con máxima transparencia en los presupuestos de las instituciones, que no permitan la opacidad y que faciliten el seguimiento de todo el mundo. Con pedagogía para defender el papel de las instituciones y la necesidad de recursos de funcionamiento.
Demasiadas veces la izquierda no hemos intervenido bastante activamente en este debate. No tenemos que olvidar que este es un combate entre izquierdas y derechas. Uno de los adelantos de la izquierda fue que las personas que se dedicaran a la política tuvieran una remuneración para conseguir que no sólo pudieran dedicarse a la política personas con rentas o negocios.
Sólo hace falta que nos planteamos que si deja de haber recursos para los partidos o grupos políticos, o si los cargos públicos dejan de tener asignación, a quien más afecta es a la izquierda.
Hace falta, pues, que la izquierda lidere la regeneración política, que promueva la transparencia. Hace falta una política mejor que la ciudadanía se la sienta suya. Pero también hay que ser claros: sin política no hay democracia, y la democracia tiene un coste económico.