Publicado en El Periódico (28/05/2020). Confiamos en los aplicativos contra el covid-19
Las tecnologías para gestionar la pandemia están en debate. Un día son soluciones mágicas y otro, mecanismos del supuesto estado represor. Ni una cosa, ni la otra
“Anuncian que Google y Apple crearán una ‘app’ que controlará nuestros movimientos para parar la pandemia”. Este fue uno de los titulares sensacionalistas sobre el uso de las tecnología para gestionar el Covid19. En realidad, parece que serán los usuarios quienes decidan cuándo conectan y quiénes conocerán su riesgo de contagio.
Deben usarse las tecnologías y análisis de datos para la eficacia en la gestión pública pero requieren de encaje y transparencia.
Las tecnologías para gestionar la pandemia están en debate. Un día son soluciones mágicas y otro, mecanismos del supuesto estado represor. Ni una cosa, ni la otra. Existen diversos enfoques depende de quién las lidere. La conocida ‘app’ de Corea geolocaliza a todas las personas y cada vez que se da un nuevo positivo, hay equipos que localizan a quienes estuvieron en contacto. Así se para la pandemia. Han podido aplicar esta tecnología porque tenían un sistema diseñado previo, no se trata de su su primera crisis sanitaria.
A nivel local, se han puesto en marcha ‘apps’. La de la Generalitat de Catalunya es para descongestionar las llamadas a urgencias. Se trata de un aplicativo de autodiagnóstico que responde a un cuestionario, mantiene personas geolocalizadas y sirve para detectar focos de la pandemia.
Los países asiáticos han conseguido controlar su propagación en la fase inicial con aplicativos de tecnología ‘data’ de ‘vigilancia digital’, y lo han podido aplicar porque son estados con mentalidad autoritaria y ciudadanía obediente.
Una tecnología es parte de la solución
La tecnología es parte de la solución pero no es la solución. Se debe disponer de otras piezas del puzle bien integradas. En Europa, actualmente se está valorando una ‘app’ basada en geolocalización y que permitirá el rastreo de contactos previos. Así, cuando alguien resulte positivo detectará el riesgo de las personas con quien se ha estado cerca. Existe un debate sobre quién tiene acceso a la información. O son las autoridades y así podrán localizar a posibles contagiados para actuar, o una ‘gestión distribuida’ en la que cada persona autogestiona su información (se confina si hay riesgo, o incluso puede estar en su manos dar acceso a un test a las personas que crean con más riesgo de contacto). ¿Confiamos en la gestión del estado o en la responsabilidad individual?
La dicotomía entre privacidad y mejorar la salud es falsa
A menudo, los medios de comunicación plantean de forma sensacionalistas una falsa dicotomía entre privacidad de los datos y mejora de salud. Pero en las últimas opciones, por ejemplo, sobre aplicativos de movilidad, científicos epidemiólogos afirman que no hay dilema. No necesitan acceso a los datos de cada persona, solo control de propagación. Al final se implantarán las tecnologías que la ciudadanía europea acepte sin dejarnos llevar por el alarmismo ya que en la balanza está el derecho a la vida.
Las tecnologías protagonistas en el covid-19
Bajo diversos enfoques las tecnologías están contribuyendo en la gestión de la situación personal y colectiva. En nuestra vida cotidiana, la ciudadanía ha encajado el confinamiento gracias a que la tecnología ha permitido seguir relacionándonos. Los gobiernos, aunque sea por urgencia, están adoptando tecnologías ‘data’ para medir y tomar decisiones basadas en la evidencia de los datos.
Liderazgo y transparencia para aplicar tecnología
Las políticas públicas que incorporan las tecnologías deben contemplar: diseño desde la evidencia y los datos, repensar los procesos con transformación digital y que las tecnologías deben encajar en el conjunto del sistema (no tenía sentido usar la misma ‘app’ que Singapur si aquí no hay personal para detectar casos del entorno y realizar tests). El principal freno en el uso de la tecnología ‘data’ está siendo la falta de confianza en las tecnológicas y en los gobiernos.
Las tecnologías ‘data’ que ahora podrían ser tan eficaces son valoradas en momentos de alta sensibilidad sobre el uso de los datos en Europa. La ciudadanía quiere conocer hasta qué punto se van a usar los datos y reclama un gestión más transparente de la información pública. ¿Cómo puedes pedir datos a la ciudadanía si tu no abres tu datos de forma transparente? Para la implantación tecnológica se requiere un fuerte liderazgo y aceptación social. Las soluciones deben encajar con los valores. Además, los gobiernos, para usar tecnología ‘data’, deben empezar por aplicarse a si mismos la transparencia y rendimiento de cuentas.