Los últimos días, miles de personas han manifestado su rechazo, publicando mensajes en Twitter con la etiqueta #nomsparadesmetro. Una respuesta al anuncio de Xavier Trias, Transportes Metropolitanos de Barcelona (TMB) de comercializar los nombres de las estaciones de metro, líneas de autobuses y espacios singulares de la red del metro. Una iniciativa municipal nada acertada para afrontar la creciente deuda del transporte de Barcelona. Hace falta un proyecto serio, para que la deuda no se siga incrementando en 100M de euros anualmente, pero la solución no pasa por vender algunos símbolos de la ciudad a un precio que no cambiará esta situación.
Por primera vez, Barcelona pone a la venta los nombres de las paradas de metro. Una nueva iniciativa, pero no una buena iniciativa. En Barcelona no todo está en venta, pero para el alcalde Trias parece que sí. Trias despreció hace pocos días Madrid, pero días después imita las políticas más de derechas del PP en Madrid.
Trias esta poniendo a la venta los símbolos y por lo tanto el imaginario colectivo de la ciudad. Pese al contexto de crisis, todo tiene un límite, y no todo vale. Teníamos un cierto acuerdo, un límite: en Barcelona no se podía comprar y vender todo. Pero ahora, Trias, ha traspasado este límite, cuando permitió disfrazar el monumento a Colón, poniendo en venta los nombres de las paradas de metro, o dejando que puedan extenderse mucho más las terrazas ocupando espacio público de la ciudadanía.
Los nombres de las paradas de metro, la estatua de Colón, los nombres de las calles, son patrimonio de la ciudadanía. Una de las funciones del gobierno de la ciudad es cuidar el patrimonio colectivo, que es “propiedad” de la ciudadanía de Barcelona, no ponerlo en venta y comerciar al mejor postor.
Ya conocemos el afán de las derechas al lograr la máxima privatización de los servicios públicos como la sanidad y la educación. Ahora en Barcelona, muestran una nueva alternativa privatizando; elementos del espacio público que son parte de nuestras vidas y nuestra cultura como barceloneses y barcelonesas. El gobierno de la ciudad está poniendo en venta al mejor postor nuestra cotidianidad.
Se rompe con un modelo de ciudad: la ‘Barcelona ciudad de las personas’ logrado con acciones sostenidas en el tiempo, como son las inversiones para ganar espacio público para la comodidad de peatones, una buena red de transporte, o limitaciones de elementos de publicidad para mantener el paisaje de la ciudad.
Cualquier barcelonés o barcelonesa que visita Madrid contrasta: menos espacio para andar, mucha más publicidad que tapa los edificios con valor histórico y paradas de metro como “Vodafone–Sol”. El gobierno de CIU, la derecha catalana, apuesta por este modelo de ciudad en el que la ciudadanía deja de sentir que la ciudad es suya para pasar a ser de las grandes empresas que pueden comprar sus espacios, calles o paradas de metro.
Empezamos a conocer la verdadera Barcelona modelo CIU: “Trias, pagas y te lo envolvemos”, donde cualquier rincón de la ciudad, por histórico, simbólico o significativo que sea, deja de ser de todos/se y puede pasar a unas pocas manos…