Las Jornadas sobre las Instituciones de la Post-democracia sirvieron para contrastar diferentes posiciones sobre los cambios necesarios en democracia con el objetivo de adaptarse a lo que la sociedad pide.
Ismael Peña hizo una espléndida apertura documentada en la Segunda transición a la democracia, que mostró un cambio de tendencia en la intención de voto desde 2004, a partir de entonces, se incrementa de forma sostenida la abstención y baja el bipartidismo. Hay problemas y se plantean soluciones, pero no hay un sistema de valores que den coherencia y se responsabilice. “Estamos ante una desinstitucionalitzación y enorme desafección de la democracia” dijo Ismael Peña.
Por su parte, Joan Subirats ( @subirats9 ) hizo hincapié en ..
– hay que explicar la complejidad sin simplificaciones
– El #noensrepresenten opera a través de la distancia existente con los representantes y su blindaje voluntario, para que las personas se vean implicadas hay que atribuirle a la gente protagonismo y aspectos como la política.
– Se puede hacer política desde fuera de los partidos que permite la red, la política distribuida y compartida de los nuevos movimientos sociales.
Valoro de manera muy positiva la aportación de Roger Pala en nombre de Media.cat y el nuevo papel de los medios de información y este caso en concreto que demuestra que la ciudadanía cuando actúa de manera organizada actúa de manera muy constructiva consigue resultados.
Uno de los temas tratado fue el de la negación de los partidos y de las ideologías. Existen estos u otros partidos u otras intermediaciones entre políticas y la ciudadanía. Lo que sí me preocupa es la negación de las ideologías, de todas las negaciones. Se tiene que tener en cuenta que no existen las decisiones meramente “técnicas” como el ejemplo de la recogida de basura, que expuso el representante del movimiento 5 estrellas, Alessandro di Batista. El importe que se dedica a cada partida ya es una decisión política. Una ideología cambia las opciones.
El caso de la CUP y la PAH mostraron la fortaleza y la ebullición de la sociedad civil organizada, así como su conexión a las problemáticas concretas de la ciudadanía, de la utilización de la red para hacer política ciudadana, tienen en común la propuesta de rotura radical con el sistema actual que, a la vez, reconocen que no tienen una “teoría del Estado del S.XXI o de instituciones del común”.