Como clase, las mujeres jamás subyugamos a otro grupo; nunca emprendimos guerras de conquista en nombre de la patria. Jamás participamos en una decisión para anexionarnos el territorio de un país vecino, ni combatimos por mercados extranjeros en costas remotas. Esos son los juegos de los hombres, no de nosotras. No queremos ser ni opresoras ni oprimidas. La revolución de las mujeres es la última de todas las revoluciones.
– Susan Brownmiller, periodista feminista norteamericana.
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La frase no me gusta. De entrada, viene a indicar que las decisiones de “oprimir” y en definitiva, las malas decisiones, son sólo cosa de hombres… Como si estuviéramos aislados los unos de los otros!. Aparte, olvida el hecho de que no todo son las “grandes decisiones”, también están las “pequeñas”, es decir, “colaborar en segundo plano” en la realización de una decisión opresora (Ej. las guardianas de los campos de concentración nazi).