La nueva economía del conocimiento, hace que la división del trabajo se realice
en función del recurso clave de la actividad económica: el conocimiento. En las
empresas el uso intensivo de las TIC y del conocimiento actúa como un
catalizador de importantes cambios en la división, el diseño, las relaciones y la
toma de decisiones en los puestos trabajo.
Dado que el trabajo sigue siendo la fuente principal de la productividad, la
innovación y la competitividad de la organización empresarial en red; éste adquiere relevancia en una economía que depende cada vez más de las capacidades para procesar la información y para generar, aplicar y difundir el conocimiento.
Existen importantes transformaciones laborales vinculadas con la irrupción
del trabajo en red en la economía del conocimiento, en comparación con las características del trabajo a la economía industrial.
En cuanto a la organización del trabajo, se parte de una organización clásica: la división del trabajo basada en la división de tareas, trabajo individual y agrupado en áreas funcionales, jerarquía piramidal y toma de decisiones centralizada, y se pasa a la organización red: división del trabajo basada en el conocimiento, equipos multidisciplinarios, trabajo por objetivos, relaciones en red y toma de decisiones descentralizada. Esta organización conduce a la distinción entre el trabajo auto programable (el empleo con formación, flexible y con capacidades de autoorganización) y el trabajo genérico (el de los trabajadores sin una cualificación concreta, ni habilidades especiales que, además, se ocupan de una combinación de máquinas, trabajo local y trabajo exterior).
Otros aspectos en mutación, hacen referencia al factor productivo relevante, que era el capital físico y trabajo manual, que pasa a ser el conocimiento y el trabajo no manual. La formación requerida a los trabajadores, la formación reglada y estándar para toda la vida, pasa a ser formación continua, basándose en el reciclaje y la formación en puesto de trabajo, las habilidades diferenciales pasan de ser experiencia y constancia, en la innovación y flexibilidad. Se está modificando el entorno de las relaciones laborales, con la falta de referentes en la intermediación y la negociación salarial, con unos mecanismos pensados para la sociedad industrial, y el incremento de la individualización de las relaciones entre trabajadores y empresas, que derivan en una menor protección de las personas, la globalización como instrumento de
descalificación y precarización del trabajo.
Debemos actualizar nuestro discurso tradicional en estas realidades más complejas y flexibles, con propuestas que posibiliten el ejercicio de los derechos y la equidad. Articulando una nueva política económica del conocimiento con tres objetivos: política de generación de conocimiento, política de difusión del conocimiento y política de redistribución del conocimiento.
Son imprescindibles para la generación de oportunidades: la garantía de una buena educación de base, que permita a las personas adaptarse a las necesidades de flexibilidad y cambios en el ámbito laboral, la posibilidad de acceso a la formación a lo largo de la vida o la promoción del talento.
Gobernanza
Desde la socialdemocracia debemos diseñar, promover y conseguir la articulación de la gobernanza real en un mundo globalizado, que priorice la protección de los derechos de las personas.
La globalización no altera el territorio de los Estados, pero tiene efectos
profundos en el ejercicio de la autoridad sobre su territorio y su ciudadanía. Es
urgente pensar cómo construimos estos mecanismos de gobierno global.
Ante una economía mundializada, no se está creando una sociedad mundializada, ni existe un ámbito político mundial que tenga atribuciones suficientes para regular y controlar esta economía.
Existe una necesidad de gobernanza mundial palpable en varios ámbitos: ambito económico, ámbito de seguridad ante los nuevos delitos de tipo transnacional, y también desde el punto de vista de las TIC, los servicios y el comercio electrónico son globales y no existe una protección de las personas, ni global ni estatal, además de la existencia de realidades concretas que requieren de políticas comunes (servicios ubicados en un país a nivel mundial con usuarios de todo el mundo que aplican las leyes del país de la empresa, el envío de contenidos digitales en la red donde no hay fronteras estatales, …)
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